Amados los Unos a los Otros


Juan 13:35 - "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” Proverbios 6:16 “Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: 17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, 18 El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, 19 El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos.”

Esta es tal vez la única vez que Dios nos habla de un “nuevo mandamiento” sino en el contexto del amor que tengamos los unos con los otros. I Juan 2:7 y 8, y II Juan 1:5, así como Juan 13:34, todos hablan de este asunto del amor que un cristiano debe tener para otro. 

Pocas cosas distinguen e identifican el nivel espiritual de un cristiano como su trato hacia los demás, y especialmente a otros cristianos. El Nuevo Testamento está lleno de amonestaciones acerca de cómo debemos tratarnos los unos a los otros.

Pocas cosas son más claras en la Biblia que el deseo de Dios de que nos amemos los unos a los otros. 

Hay más en la Biblia acerca de amar al prójimo que amar a Dios. 

Toda la crueldad, toda la negligencia de padres, todo el conflicto doméstico y matrimonial, todas las contiendas entre cristianos, todos los pleitos sobre dinero y las cosas materiales se desaparecerían si simplemente hiciéramos lo que Dios dice acerca de amarnos los unos a los otros.

Lea los siguientes pasajes: Romanos 12:10; I Pedro 1:22; Gálatas 5:14-15; Juan 15:12: Juan 15:17:

Cristo dice “Este es MI mandamiento. Este no es el mandamiento de Moisés. ¡Es el mandamiento de Cristo mismo! ¡¿Cómo podemos ignorarlo?!

¿Cómo es que algunos cristianos aman tanto a los pecadores perdidos pero aborrecen a sus hermanos en Cristo? ¡Algunos aman a los niños de su ruta o su clase de Escuela Dominical, pero no le saludan a otro obrero de ruta o maestro de Escuela Dominical! ¡Inexplicable! 

Lea I Juan 2:9-11

I Juan 3:15: “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.”

I Juan 4:20: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.”

Mateo 5:22: “Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.”

I Juan 3:17-28: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. 17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? 18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.”

Estos versículos no dicen nada acerca de bautista independiente, Monte Hebrón, Reina-Valera, televisión, cigarros, cerveza, pelo largo en los hombres, pantalones en las mujeres, etc. Hablan de una sola cosa: nuestra relación unos con otros. De amarnos los unos a los otros. De MOSTRAR ese amor los unos a los otros. 

A Dios le interesan nuestra apariencia, y nuestro comportamiento. A Dios le interesa que nos separemos del mundo. Pero dice mucho más acerca de cómo nos tratamos los unos a los otros que de todas esas otras cosas. La mucha separación no es lo que muestra al mundo que un cristiano es diferente. Es el amor hacia los otros.

Es imposible estar bien con Dios sin estar bien con otro hermano en Cristo. Las oraciones no serán contestadas del cristiano que no está bien con sus hermanos en Cristo. Nos creemos buenos cristianos porque leemos la Biblia todos los días, oramos, ganamos almas y diezmamos. Pero ¿qué de nuestra relación los unos con los otros?

Cuando el gran Rey David recibió la noticia de que su enemigo mortal había muerto, ¿qué hizo David? ¿Dijo: “¡Qué bueno! ¡Es exactamente lo que Saúl merecía!”? ¡NO! David se sentó a llorar a Saúl y a sus hijos. Tal vez David lloró, no por Saúl, sino por los familiares de Saúl.

Pero tal vez fue por otra razón. Tal vez David lloró por Dios. DIOS había perdido. Saúl fue elegido por Dios. Tal vez David lloró porque sabía que el corazón de Dios estaba quebrantado.

Mi hermano, ¿sabe Ud. que cuando un cristiano cae, el corazón de Dios se quebranta? ¿Sabe que cuando un cristiano comete un error, Dios se entristece? ¡¿Cómo nos atrevemos a regocijarnos de la caída o el tropiezo de una de las criaturas de Dios?! ¡Nos estamos regocijando de lo que quebranta el corazón de Dios!

Salmo 133:1 “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!”

Lo que hace la buena música es la armonía. La armonía no es que todos estemos cantando la misma nota. Es que todos estemos entonados con la misma clave. Cantamos desentonadamente cuando uno o el otro no está de acuerdo con la clave. 

Si tú estás de acuerdo con el Señor, y yo estoy de acuerdo con el Señor, no tenemos que ser iguales, pero podemos estar en armonía. 

Tenemos la tendencia de pensar que si otro no es igual que yo, si no piensa igual que yo, si no hace las cosas igual que yo, si no luce como yo, que está mal. ¡No es cierto! Él no tiene que agradarme a mí. Tiene que agradar a Dios. Si él agrada a Dios, y yo agrado a Dios, vamos a estar en armonía. Entonces, si yo no estoy en armonía con mi hermano, el problema es que uno o los dos no estamos de acuerdo con el Señor.

Ahora, básicamente hay tres cosas que tenemos que hacer para estar en armonía los unos con los otros. 

1. PERDONÁNDONOS los unos a los otros: Efesios 4:32: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”

Colosenses 2:13: “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,” 

Lea Colosenses 3:12-13:

NADIE puede mantener una relación con otro ser humano a largo plazo sin que de vez en cuando tenga que perdonar. Yo no sé quién es el mejor cristiano de esta iglesia, pero quienquiera que sea tiene que ser perdonado de vez en cuando.

Ahora, voy a decir algo que sería muy fácil malentender, entonces escucha con mucho cuidado. No hay nada más importante que la salvación de un alma. No hay nada en que un cristiano puede involucrarse más importante que ganar almas. No importa cuán buen cristiano tú seas, no eres todo el cristiano que debes ser si no ganas almas consistentemente. 

Pero ganar almas no te convierte en un buen cristiano. Ganar almas no te hace como Cristo. Las muchas almas que tú ganas no es lo que le impresiona a Dios. No dije que no es importante. Pero ganar almas no requiere mucha espiritualidad. 

¿Cuántos de Uds. fueron salvos después de ganar su primera alma a Cristo? ¿Sabe por qué? Porque la salvación de un alma es principalmente obra del Espíritu Santo. Juan 16:8 dice que el Espíritu Santo convencerá al mundo del pecado, de justicia y de juicio. Lo único que yo tengo que hacer es presentarle el evangelio, que es el mensaje más sencillo de la Biblia.

Requiere más espiritualidad perdonar al que te ha agredido que ganar un alma a Cristo. Un cristiano nunca luce más como Cristo que cuando perdona a alguien que no merece ser perdonado, porque eso es exactamente lo que Cristo hizo. Nos perdonó.

2. La segunda cosa que tienes que hacer es OLVIDAR. Pablo dijo “Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta...”

Una vez que perdonas, olvídalo. “Lo perdoné, pero no lo puedo olvidar.” Entonces no perdonaste. Eso es lo que Dios hizo. Me perdonó, y luego olvidó mis pecados. Miqueas 7:19: “El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.”

Jeremías 31:34: “...porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.”

3. Y la tercera cosa que tenemos que hacer es ACEPTAR. Efesios 1:5-6: “en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,”

Nos daría vergüenza saber cuántas veces esto sucede. Viene un hombre o una mujer aquí a la iglesia, acepta a Cristo, todos le quedan viendo porque no está vestido o vestida exactamente como debe ser, y se siente fuera de lugar. Llega a su casa, se va a la esquina, o a la cantina, y nadie lo rechaza. Lo aceptan. 

Todos queremos ser aceptados. Un joven viene a esta iglesia. Se siente incómodo porque luce diferente a los demás. Tal vez su corte de pelo es un poco exagerado. Tiene cabeza de chayote. Yo no estoy diciendo que no debe cambiar. Pero debería de encontrar más aceptación aquí que en la esquina con los chavos drogadictos y miraguanos, o en la cantina, o entre sus vecinas chismosas.

Tal vez más jóvenes cristianos harían la voluntad de Dios si supieran que había algo que les aceptaría y los amaría y trataría de comprenderlos y escucharlos. ESTO es verdadero cristianismo.



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